Acabo de regresar de República Dominicana, el país donde nací.
En Santo Domingo percibí las fragancias y sonidos que solo apreciaba en la distancia, sentí el vacío de haber perdido algo.
Tenía solo ocho años cuando me fui de mi país. Mis memorias son destellos. Recuerdo montar en la parte de atrás en la camioneta azul de mi abuelo, una Ford en la cual nos llevaba a la iglesia los domingos, donde nos escapábamos para comprar "frío, frío" (hielo en escarcha) en la esquina.
Recuerdo jugar en patios con árboles frutales. Recuerdo el olor a pescado frito y limón fresco en la playa y el sabor de la sal en el aire.
Recuerdo mosquiteros, el sonido del maíz seco cuando mi abuela lo tiraba y traía a todos los pollos corriendo, y jamás olvidaría la adrenalina de bajar en yegua por una colina.
Mis padres eran médicos, rodeados de familiares y amigos, pero ellos se miraron en perspectiva hacia sus tres hijos. ¿Donde había más oportunidad?, se preguntaron. La respuesta la conocí pronto.
Nos fuimos del país, mirando hacia el futuro, sin marcha atrás.
He vuelto sólo seis veces en 28 años.
Crecí en Estados Unidos conectada a mi cultura por mi pelo rizo, mi piel morena y mi idioma nativo. Oía a mis padres atocar la música de Juan Luis Guerra, pero no "escuchaba" las letras. Ahora entiendo bien el sentimiento detrás de las palabras cuando él canta, 'Visa para un sueño'.
Donde quiera que miraba, otra vez en la isla, vi lo que había perdido.
Las comidas cotidianas allá son indulgencias especiales aquí. Santo Domingo, la ciudad capital, late con las bocinas de los carros, el vendedor ofreciendo vegetales o frutas usando un altoparlante y la bachata sonando en el colmado.
Los pescadores recogen sus redes del agua del Mar Caribe enmarcados en una vivaz puesta de sol, corredores y patinadores compran agua de coco en el parque Mirador, jóvenes y viejos se congregan jugando dominó en una acera, refrescándose con una cerveza.
Soy turista ahora, una visitante en su propia tierra, pero las letras de 'Mi Tierra', la canción de Gloria Estefan, se repiten en mi mente.
"La tierra donde naciste no la puedes olvidar
Porque tiene tus raíces y lo que dejas atrás"
No sería quien soy si me hubiera quedado, pero igual, soy quien soy por de donde vengo.
Esta cultura dominicana está estampada en mí, y esta vez, me fui queriendo volver. Quiero volver a verlo todo, otra vez, como si fuera la primera vez.
***
NOTICIA LOCAL: ¿Corazón de piedra?